sábado, 20 de septiembre de 2008

SIERRA DE GUARA

Placer tu paraiso, dolor la institución que ostenta tu nombre.

Capítulo I
El viernes doce de septiembre de 2003 en el IES Sierra de Guara, tras el claustro ordinario de principio de curso durante el que no se nombra en absoluto ningún cambio en la configuración de los grupos de primer ciclo de la E.S.O., nos reunimos cuatro profesores del departamento de Inglés para el reparto y comprobación de los horarios personales de clase. No tardamos en apreciar en ellos notables diferencias respecto a los previstos. Me pongo en contacto con los profesores del departamento de Francés y verificamos que, evidentemente, hay diferencias.
Comunicamos la anomalía al Jefe de Estudios, Antonio Santolaria, que nos reúne a ambos departamentos en el aula de música y nos comunica que, por imposibilidades de cuadrar horarios de otra manera, este curso todos los alumnos de 1º de la ESO han vuelto a ser matriculados con Inglés como primer Idioma extranjero, oferta común a la mayoría de los institutos como lo fue en este mismo en cursos anteriores. No se trata en absoluto de una situación extraordinaria que implique ningún tipo de medidas especiales como corrobora el mismo jefe de estudios.

(No fue hasta el curso 1999 – 2000 que se decidió en este centro ofertar una doble matriculación de la asignatura de Idioma Extranjero, que fue aprobada por los Servicios de Inspección. Se excusan en el programa bilingüe ESPAÑOL – FRANCÉS que, durante ese curso, se empieza a llevar a cabo en este centro. Los alumnos que siguen dicho proyecto bilingüe eran entonces matriculados en Francés como primer idioma e Inglés como asignatura optativa. Condición que en absoluto era requerida en las condiciones del proyecto, que en absoluto tiene porque afectar a la asignatura de Inglés como primer idioma. Por lo tanto, el cambio de matriculación es en todo caso una medida arbitraria a la que en cursos posteriores se fueron añadiendo otras medidas igualmente arbitrarias, y que sin embargo contravenían sustancialmente las líneas prioritarias de atención de alumnos dictadas por la Administración, puesto que favorecían un apoyo importante en número de horas lectivas a alumnos ya favorecidos con un proyecto en detrimento de otros con necesidades educativas especiales reconocidas por Ley. Algunas medidas de las que se tomaron incumplían por completo las condiciones del proyecto bilingüe llegando a afectar perjudicialmente incluso a los propios alumnos que seguían dicho proyecto.)

A mi, personalmente, las condiciones de matriculación de los alumnos para este curso 2003 – 2004 no me afectan en absoluto: He sido, desde que ejerzo en dicho instituto, profesora de Inglés como primer idioma del primer ciclo de la ESO, y sigo manteniendo esta situación. Este curso me han asignado los cuatro grupos de segundo (A B C y D) y dos grupos de primero (A y C).
En realidad la única consecuencia directa de los nuevos horarios es la de que se ahorran nueve horas de profesor de Inglés.
A la salida de la reunión con el Jefe de Estudios, el Jefe del Departamento de Inglés, José Parra, nos comunica que se hace necesario convocar una reunión extraordinaria porque se ha planteado el problema de que en los grpos de 1º(A B y D), confluyen alumnos de los matriculados en Inglés como primer Idioma con los que iban a cursar Inglés como asignatura optativa, y por lo tanto han comprado distintos libros de texto. ¿Dónde está el problema?. No deja de ser una anécdota muy común en los principios de curso. Los libros se cambian y no ha pasado nada.


Capítulo II
El Lunes 15 de septiembre de 2003, una hora previa a la recepción de alumnos para el inicio del curso, nos reunimos el Jefe de departamento y las tres profesoras de Inglés que atendemos grupos de 1º de la ESO. El Jefe de Departamento pretende unificar, en ese preciso momento, los libros de texto para el primer ciclo de la ESO, y Jefatura de Estudios ha manifestado su intención de sufragar los gastos que esto produzca.
Las profesoras implicadas estamos de acuerdo en continuar cada una con nuestra programación en nuestros grupos y disponer de todo el curso para elegir y programar un libro de texto único para cursos posteriores.
En realidad esto no sería necesario. La programación aprobada por ley en este instituto deja bien claro el libro de texto elegido para todos los alumnos que cursen la asignatura de inglés primer idioma en el primer ciclo de la ESO, pero yo no me manifiesto en este sentido, no busco polémica en un problema que no se plantea.
El Jefe de Departamento José Parra insiste en tomar la decisión ya. (Será difícil justificar la urgencia. Además el ya ha tomado su decisión, puesto que previo a la reunión ya ha entregado a la profesora Miriam Lahoz, nueva en el ciclo, los libros de texto "Cosmos"). Manifiesta que como jefe de departamento tiene potestad de decisión, (podrán darle vueltas al artículo 51, pero no encontrarán base que le autorice, y menos a intervenir de esta manera ante una situación en absoluto conflictiva.) Ha decidido que los grupos 1º A, B y D utilizarán "Cosmos" y el grupo 1º C "New Thumbs up", basándose, para ello, en el único criterio de que así el Instituto tendrá que pagar menos libros. ¿Qué entenderá este señor por unificar?
Ante mi estupor constato que en mi caso, cuyas circunstancias laborales no han variado, me quiere obligar a dar clase a un grupo (1º C) siguiendo la programación que tengo aprobada por él mismo y por el Consejo Escolar como es de Ley, pero me obliga con otro grupo (1ºA) a improvisar, sin necesidad y de un día para otro una programación distinta y que cuenta con menos recursos materiales audiovisuales de los que yo utilizo. Todo esto motivado por un criterio no metodológico ni didáctico, sino económico.
Por necesidades horarias, la recepción de alumnos me espera, la reunión se termina sin más comentarios.

Capítulo III
A la mañana siguiente, primer día de clase, La profesora Miriam Lahoz me comenta el problema de que algunos de sus alumnos de 1º D han comprado libros de "Thumbs up" y necesitan cambiarlo. Evidentemente en 1º B, pasa lo mismo. Es fácil ver que si hacemos que estos alumnos intercambien sus libros con los de 1º A que han comprado "Cosmos", arreglamos gran parte del problema de compra de libros y podemos seguir cada una nuestra propia programación. Encuentro al Jefe de Departamento en la sala de profesores, pero en cuanto empiezo a hablarle, se pone a dar gritos diciendo que ya ha tomado su decisión y no me permite continuar mi explicación.
(En absoluto es extraño en él este comportamiento en su forma de dirigirse a mi o a mis compañeras como ya ha testificado ante el tribunal contencioso administrativo de Zaragoza la profesora Isabel Fernández).
Me dirijo entonces al Jefe de Estudios Antonio Santolaria y le comento la solución que hemos encontrado las profesoras. Me dice que adelante. Se habla entonces con los niños de primero dejando a su criterio la posibilidad de intercambiar o no sus libros de texto.
Las clases a partir de este momento transcurren con total normalidad. En ningún momento se manifiesta ningún conflicto.
Capítulo IV
A la semana siguiente le entrego al Jefe de Estudios Antonio Santolaria la lista de los únicos diez alumnos a quienes el Instituto podría (sin ser necesario, puesto que las clases se están dando) costear sus libros de texto, algunos por debajo de los que tendría que adquirir siguiendo la anterior decisión unilateral del Jefe de Departamento, José Parra.
Mientras tanto, este me hace el vacío. Propone como reunión semanal de departamento una hora en la que yo no puedo asistir por tener clase. Incluso llega a convocar, sin mi, una reunión que se realizó el 30 de Septiembre, durante la cual se firmó el acta de la reunión del día 15, cambiándose algunos datos para que pareciera una reunión de claustro ordinaria y no una en la que sólo nos convocaron a las profesoras de 1º de la E.S.O. Jefatura de Estudios rechazó, evidentemente po ilegal, dicha propuesta de horario.
Yo no hice ningún comentario al respecto, no quería enfrentarme al Jefe de Departamento que no cuenta con el respeto a los compañeros entre sus cualidades. Sin embargo la cada vez más evidente posibilidad de enfrentamiento empieza a afectarme por lo que inicio consulta médica el 30 de septiembre.
Capítulo V

El día 3 de Octubre, cuando estoy realizando una consulta con el Jefe de Estudios Antonio Santolaria en su oficina, el Director José Manuel Moreno se dirige a mi para decirme que estoy obligada a dar el libro de texto “Cosmos” en 1º A. Yo le contesto que es una irregularidad y que esa decisión me la tiene que notificar por escrito. Entonces agita en su mano un acta que yo no leo tan de cerca como para identificarla, me amenaza con lo de que no he asistido a una reunión. Yo no se de lo que me habla porque desconozco todavía lo comentado en párrafos anteriores. El Jefe de Estudios no se manifiesta al respecto.Esa misma mañana, mientras estoy iniciando la clase en 1º A, entra el director en el aula llevando en sus manos unos papeles, entre los que reconozco la lista que yo le había entregado al Jefe de Estudios. Les dice a mis alumnos que no me hagan caso, que el libro de inglés para ese curso es el “Cosmos”, independientemente de lo que yo les haya dicho. Yo no puedo dar crédito a lo que estoy oyendo. Me siento profundamente humillada, una vez más en este centro, José Manuel Moreno me quita la autoridad delante de mis alumnos, y no encontrarán artículo ninguno que justifique una actuación así y sí muchos, incluso constitucionales, que lo penalicen. Le comento en voz baja al Director que no voy a seguir esa orden, (si no hay problema. ¿Por qué?. Las clases se están dando con total normalidad y ni siquiera que compren más libros es necesario) a lo que el Director contesta que no vamos a discutir delante de los niños. Cuando él se va, yo tranquilizo a mis alumnos y les digo que no se preocupen continuando sin más la clase.Me resulta incomprensible la actitud del Director. No hay problema en el trascurso de las clases de 1º A que siguen ritmos paralelos a los otros grupos. ¿Por qué insistir en una medida ilegal?. La única razón que se me ocurre es su propia necesidad dictatorial y la del Jefe de Departamento de ser obedecidos sin más. Mientras tanto, ¿Cómo esperaban que diera mis clases si mis alumnos no tenían el libro de texto “Cosmos”?. Mi angustia crece como lo testimonia mi médico.
Capítulo VI
El lunes 6 de octubre, al entrar en el Instituto, una de las conserjes me entrega un memorando del Director con el que pretende obligarme a dar las clases de 1º A con el libro de texto “Cosmos”, y las de 1º C con el “New thumbs up”. En ningún caso se da una razón que apoye esta decisión. Sigo dando mis clases con el libro de texto que tenía programado y aprobado para este curso, es decir, sigo cumpliendo la Ley. A lo largo de esa mañana, el Jefe de Departamento me entrega una citación de reunión de departamento para el día siguiente por la tarde. Yo le digo que no puedo asistir por tener consulta, que estoy siendo atendida porque las presiones me están afectando psicológicamente. (Aunque puedo demostrar que no me afectaban a la hora de dar las clases). No se en que momento de la conversación entra el Director, pero no dice nada, solo está ahí, añadiendo con su presencia su apoyo al Jefe de Departamento y su presión sobre mí. La reunión quedó finalmente convocada para el miércoles 8 de octubre.
Yo tengo miedo, de sobras se como es su forma de tratar al profesorado. Por otra parte recuerdo el primer curso en el que trabajé en el instituto. Llegué a ser amenazada de muerte por una alumna y continuamente descalificada tras un incidente en el que José Manuel Moreno, entonces Jefe de Estudios, me había perjudicado notablemente.El martes 7 de octubre, al entrar en clase mis alumnos de 1º A alterados me comentan que, mientras estaban en clase de Sociales ha entrado un hombre, por su descripción entiendo que se trata de José Parra. Les ha dicho que yo soy una profesora cualquiera, que no tengo derecho a elegir mi libro de texto, que lo elige él que es el Jefe de Departamento, y que pasará a retirarles sus ejemplares de “New Thumbs up”, que él ya les dará unos libros nuevos. Mis alumnos me preguntan si tienen que darles sus libros. Yo le quito importancia al asunto diciéndoles que no pueden pedirles que entreguen unos libros que son suyos, que los han comprado ellos. Continúo dando mis clases.(De nuevo resulta injustificable esta actuación. En ningún momento el Jefe de estudios está actuando ante una situación de crisis. Repito no hay conflicto, las clases se desarrollan con normalidad. Las únicas perturbaciones las causan el Director y el Jefe de Departamento con sus irregulares actuaciones. No olvidemos que se trata además de alterar la paz en una clase de niños de 1º, muchos de ellos sólo tienen once años. Es la primera vez que están en un Instituto, y desconocen por completo a José Parra y su cargo. No encontrarán ningún artículo que justifique la actuación del Jefe de departamento, mucho más cuando esta intrusión no se ha producido durante el desarrollo de mis clases.)Durante la reunión del Departamento de Inglés el miércoles 8 no se toca para nada el tema de los libros de texto. No se lee el acta de la reunión anterior ni se pasa la firma, puesto que ya se hizo en la reunión “fantasma” a la que no fui convocada. Como orden del día se habla de la elaboración de un documento que recoja los mínimos de programación. Algunos profesores ya han traído propuestas documentadas, por lo que intuyo que este tema ya se tocó en esa misma reunión. También se habla de confeccionar el horario del auxiliar de conversación. José Parra presenta una propuesta en la que se ha dado prioridad a los grupos de la sección bilingüe de Francés. Yo me muestro en desacuerdo con una propuesta que pretende privilegiar en Inglés, una vez más y sin tener en cuenta las principales líneas de prioridad, a alumnos que ya gozan de privilegios. Mi negativa es aceptada y el horario es modificado.
Capítulo VII
El viernes 10 de Octubre, cuando llego a clase, mis alumnos me informan de que recibieron una carta en sus casas (yo desconozco por completo la existencia de dicha carta) explicándoles a sus padres el cambio de libros y que ha ido el Jefe de Departamento y se los ha llevado. (No tiene ningún derecho a hacerlo, en ningún momento ha pedido permiso a los padres, por lo tanto no tiene autorización de ninguno de ellos para quedarse con esos libros.) Yo no doy crédito a lo que estoy oyendo, pido al delegado de clase que vaya a Jefatura de Estudios para que aclaren el tema. Es el mismo Director el que se presenta en el aula. Yo le comento lo que ha ocurrido. Él por supuesto lo ha autorizado. Reclamo los libros de mis alumnos como material de apoyo para la clase. El se niega y se va. Continuamos la clase programada realizando el control de la Primera Unidad.(Absolutamente nada puede justificar la desaparición de estos libros de propiedad particular, desterrados del uso como recurso material para sus propios dueños a los que no les fueron devueltos, siendo que además es material obligatorio en otras clases del mismo nivel y centro. ¿Por qué se priva a mis alumnos de sus derechos con tanta desfachatez? Y no actuando ante una situación conflictiva, sino creándola simplemente para demostrar con toda demagogia que sus órdenes deben ser acatadas en cualquier término.Cuando termino la clase, una de las conserjes me dice en el hall: “No se que habrás hecho malo pero el Director te espera en su despacho”. Lo encuentro en el pasillo y entramos juntos. Nada más cerrar la puerta empieza a gritarme que está harto de mi actitud, con lo que yo inicio maniobra para salir, no estoy dispuesta a permitir que me grite en esos términos, pero él me impide con su cuerpo el paso hacia el exterior. Yo me estoy poniendo muy nerviosa y empiezo a sentir miedo ante su agresividad. Le digo varias veces que me deje salir e insisto en hablar delante de testigos. Entonces abre la puerta, coge del brazo a una profesora de Inglés, Isabel Fernández, que pasba or ahí para que haga de testigo y sigue gritándome, a lo que yo sólo contesto una palabra. “Razones”, y me voy.
Capítulo VIII
El martes 14 de Octubre encuentro en mi casillero una carta del Director apercibiéndome por segunda vez para que utilice el texto “Cosmos” y amenazándome con que de continuar en mi actitud avisarán al servicio de Inspección. Lo encuentro en el pasillo y le comento mi extrañeza porque no lo haya hecho todavía. Si tan urgente y necesaria es la medida del cambio de libros de texto como es que todavía no han solicitado permiso.Cuando llego a clase mis alumnos de 1º A me comentan que mientras estaban en clase de Lenguaje, ha entrado en el aula de nuevo el Jefe de Departamento para recoger los ejemplares de los niños que no los habían entregado todavía. Posteriormente la profesora Mª Pilar Lardiés me comentó que uno de los niños le había puesto reparos y él había insistido en llevárselos. El delegado de clase me informa de que les había dicho José Parra que si yo los reclamaba, que sólo se los devolverían a los que los hubieran comprado ellos, y no a los que los tenían por haberlos intercambiado con sus compañeros. ( Seguramente han estado hablando con el director del tema y han decidido continuar, puesto que el obsesionado Jose Parra insiste en retirar hasta el último de los ejemplares del libro “New thumbs up”). Yo no quiero escuchar más noticias y continúo mi clase utilizando solo los cuadernos. Lo que más me enoja de este asunto es que, además, el Jefe de Departamento no me ha dado a mi un ejemplar del libro “Cosmos” como es su obligación, ni siquiera para analizarlo, ni la programación apoyada en este texto, ni he encontrado en la biblioteca del Departamento algún ejemplar que pudiera utilizar. Nada, solo órdenes y gritos.
Capítulo IX
El miércoles 15 de Octubre durante la reunión de evaluación inicial del grupo de 1º A, pregunto al tutor del grupo, Vicente Puyal. Necesito que me confirme la existencia de dicha carta a los padres, así como las actuaciones que mis alumnos me cuentan. Él manifiesta que no sabe nada de dicha carta, que algo ha visto de lo de los libros de texto, pero que tampoco le han explicado nada. (Es el profesor de sociales, por lo tanto estaba presente cuando Pepe Parra me descalificó y cuando retiró los libros por primera vez.) La Jefa de Estudios que preside la reunión, Silvia Salazar, me pide que cuente lo que está pasando. Yo le contesto que no me parece el momento adecuado, pero ante su insistencia resumo brevemente los acontecimientos e insisto en reclamar los libros que mis alumnos han comprado para utilizarlos como material de apoyo en mis clases. Toma nota de mis peticiones, pero ante mi estupor me remite al Director del centro para que le haga llegar mis quejas. Es en este momento cuando un profesor, Antonio Camacho, me informa de que el Jefe de Estudios tiene obligación de oírme.El jueves 16 de Octubre pido una cita a Antonio Santolaria y este me recibe. Le cuento lo que está pasando y me pide unos días para tomar una decisión. Yo accedo. Mientras tanto las clases se siguen dando con normalidad siguiendo la programación legalmente aprobada.El viernes 17 de Octubre, el alumno delegado de la clase de 1º A, me cuenta que lo ha llamado José Parra para preguntarle, en su calidad de delegado, si yo estaba utilizando los libros de texto “Cosmos” en mis clases. Yo le digo que no se preocupe y aprovecho para disculparme ante mis alumnos por unas circunstancias que les están causando molestias y que no tienen nada que ver con ellos.(Una vez más conducta incalificable e injustificable. Al Jefe de departamento no le preocupa si se está siguiendo la programación. Queda manifiesto que no hay ninguna inquietud didáctica en su actuación, sino una desmedida obsesión porque se utilice el libro que él ha impuesto, que yo obedezca sus órdenes. ¿Quién le ha dado permiso para interrogar a alumnos? ¿Cuándo ha solicitado permiso para una labor de inspección sobre mi actuación profesional? ¿Por qué no me pregunta a mi?.)El martes 21 de Octubre el Jefe de Estudios me manifiesta su decisión de darle razón al Jefe de Departamento. Yo no espero ni un minuto más y me dirijo a Dirección Provincial para hablar con el Servicio de Inspección. Ramón López Batalla no está pero espero. El Inspector Jefe me recibe, (evidentemente ya sabe de antemano quien soy y lo que voy a contarle). No me hace ningún caso, pero si deja caer la sutil amenaza: “que no es un caso tan fácil de resolver como cuando un profesor llega reiteradamente tarde a clase”. Es una amenaza que pueden cumplir, en mi instituto no se respeta el derecho obligatorio de los alumnos a un descanso de cinco minutos entre clases, por lo tanto es imposible estar en dos aulas, situadas muchas veces en distintas plantas del edificio, a la vez, al minuto exacto. Me recomienda que para posteriores consultas siga los cauces jerárquicos normales y que lo haga por escrito.Esa misma tarde me derrumbo, tengo miedo, se que en el Instituto van a arreciar las presiones, que estarán esperando a que cometa el más mínimo error para echárseme encima. Esa tarde casualmente tengo cita (ordinaria, no ha sido pedida de urgencia.) con mi médico y este solicita para mi una baja de quince días, para que me reponga del disgusto y dar tiempo a que se solucione este tema.El miércoles 22 de Octubre realizo los primeros pasos que están a mi alcance: presento la baja en el Instituto. Entrego una carta al Consejo Escolar del Centro, órgano superior en jerarquía al de director, y por lo tanto el que hubiera podido autorizar un cambio de programación. (Esta carta nunca llegó a su destino, fue bloqueada en un nuevo delito ¿Constitucional? más de los que se han permitido en este caso.) Solicito una entrevista por escrito en el Servicio Provincial de Inspección, a la que nunca he sido respondida. Así mismo hago una consulta al sindicato HUSTE al que posteriormente me afilié y que me reafirman en mi posición de denunciar, aportándome además pruebas de que el director del centro ha modificado a su antojo para reafirmar sus órdenes un artículo de la LOCE, lo que ellos entienden como grave delito. Empiezo mi larga búsqueda de abogado.En mi casillero del instituto encontré la respuesta por escrito del Jefe de Estudios, Antonio Santolaria, en términos distintos a los comunicados oralmente el día anterior y que me apoyan en mi convencimiento de que no eran necesarias medidas especiales y de que los motivos que mueven a estos dos señores no son más que el abuso de fuerza que supuestamente su cargo les otorga.

(Odisea administrativa)

viernes, 29 de agosto de 2008

PARADOJAS DEMOCRÁTICAS

Mi hija ha empezado nuevo curso en el Instituto Sierra Guara de Huesca. Verla estos días con el trajín de los libros nuevos me ha recordado un par de "anécdotas" paralelas.
Yo estudié bachillerato en un colegio religioso de esta misma ciudad. Avanzaba la década de los setenta y la dictadura daba sus últimos coletazos de agonía.
En aquella época se programaban, seguro que muchos lo recuerdan, los Ejercicios Espirituales. A los catorce años los vivíamos como una tediosa semana de aburrimiento concentrado en actividades de temática religiosa contra las que nos rebelábamos por norma.
La tutora nos dijo que podíamos llevarnos el libro de lectura que quisiéramos para los ratos de estudio. Mi amiga Maruxa y yo elegimos sendos ejemplares de "Don Camilo" y "Los curas obreros". Por supuesto nos fueron confiscados el primer día por considerarlos poco apropiados, y no nos fueron devueltos hasta el término de las jornadas.
Protestamos, pero no demasiado. Para nosotras había sido suficiente victoria el haberlos introducido en el aula, y haber visto la duda reflejada en la cara de la tutora, porque no los había leído y no sabía si obraba bien al confiscarlos.
Durante el curso pasado, a los alumnos de 1º A de la E.S.O. del instituto donde estudia mi hija, un profesor de Inglés les confiscó ejemplares que habían adquirido del libro de texto "New thumbs up". No pidió consentimiento expreso ni a los padreas o tutores, ni a los propios alumnos, algunos de ellos sólo tenían once años y era el primer curso que realizaban en ese centro.
Ante la similitud de ambos hechos, yo me pregunto perpleja sobre cuántas actitudes intolerantes y acciones dictatoriales se solapan al amparo de la democracia.
¿Todavía existen los libros prohibidos en las escuelas?
¿Les habrán devuelto a sus dueños los libros o su importe una vez finalizado el curso?
¿Acaso no es un delito quedarse sin consentimiento con propiedad ajena?
¿La Administración permite estos abusos a la vez que favorece y propugna la gratuidad de los libros de texto para los escolares?
Yo me rindo, por más que lo pienso no encuentro una respuesta coherente.
(Artículo periodístico aparecido en la sección "cartas al director" del Diario del Altoaragón. Septiembre del 2004)