Ètienne
El mundo se paró por un momento en cuanto escuché sonar el timbre de la puerta. Me levanté nervioso, hacia mucho que no sabía de ella, una parte de mí se alegraba, pero la otra sentía miedo. Sabía como era ella, y el conocer a Louis o a Ivonne, que no beben sangre humana, seguramente la llevaría a soltar alguna de sus frases tratando de provocarlos, y esto sin mencionar a Víctor, Estrella y Carlos.
Dí un suspiro pesado y abrí la puerta esbozando una amplia sonrisa. — ¡Aleera! Cuánto me alegro de verte — dije mientras abría la puerta de par en par
- Lestat, amor, yo también me alegro, siento mucha curiosidad por conocer tu nueva vida- un par de besos sonoros me ensordaron momentáneamente. Aleera es así, si puede molestarte lo hace, le divierte crear situaciones conflictivas. Me fijé en que arrastraba algo tras de sí - traje algo que te va a encantar – me informó y sus palabras salieron de su boca entre risas malintencionadas - Un sabroso y jugoso jovencito. Será el pavo de esta cena de acción de gracias.
- Me parece perfecto. Pero pasa, debo presentarte a mis amigos – la invité apartándome para que metiera aquel cuerpo atado y amordazado aún vivo, pero lleno de moratones que seguramente Aleera le provocó para torturarlo un poco. Lo dejó apoyado contra la pared cerca de la puerta y me siguió al salón.
- Chicos, ella es la famosa Aleera - Ivonne fue la primera en levantarse. La pelirroja la saludó con cortesía, igual a Louis que fue el segundo que se levantó para recibirla. El problema vino cuando Aleera vio a Estrella, a Victor y a Carlos. Soltó una escalofriante carcajada - No me dijiste que ya habías previsto tú la cena, querido Lestat - los ojos se le tornaron más brillantes y de un color violeta mientras hablaba.
- No, ellos viven conmigo, son mis amigos – la corregí inmediatamente y vi como Ivonne ponía una mano protectora sobre las de Estrella, tan apretadas por el miedo que no le permitían ni levantarse para saludar.
- ¿Qué dos perros apestosos y un insignificante humano son tus amigos? Venga ya Lestat, qué bajo has caído – su risa y su mirada intentaban manipularme.
- Sí, y por favor espero te comportes con respeto – necesité mi tono más tajante para zafarme de su intento de manipular mi voluntad.
- Tsss - solo ese ruido emitió, yendo a la mesa a sentarse mirándonos con superioridad y desprecio.
La escena disgustó mucho a Ivonne y a Louis quienes contemplaban atónitos el comportamiento de la pelirroja.
- Perdonadla, no le agradan los lobos, ni los humanos. - les dije en voz baja a Víctor y a Carlos que parecían a punto de marcharse.
- Nosotros no queremos ser una molestia, - se excusó Carlos - si lo desea podemos ausentarnos
- Nada de eso, ustedes son mis amigos también, no permitiré que os ataque
- Bueno, al menos tenemos perros que se coman las sobras que dejemos de mi presa – Aleera teatralizaba su falsa intención de portarse como una niña buena.
Los criados se sentaron en silencio, sin responder a su insolencia. Nadie se atrevía a romper el silencio para no echar más leña al fuego, se percibía en el ambiente una incomodidad muy desagradable.
- ¿Cómo has estado estos años, Aleera? - le pregunté con el fin de calmar los ánimos.
- Mejor cuéntame tú. - me contestó sin dejar de intimidar - Está claro que me he perdido mejores acontecimientos. Con razón se percibía desde el recibidor un nauseabundo olor a perro - hablaba clavando fijamente la mirada en Estrella, que parecía a punto de llorar. - al menos podríamos probar al humano, su sangre huele deliciosa - se relamía para que Carlos se incomodara también
- ¿Por qué no los dejás en paz? - preguntó Ivonne dejando claro que no iba a permitir ese trato.
- Somos vampiros por favor, esas bestias no merecen estar entre nosotros. Sólo son ganado o esclavos - respondió Aleera condescendiente desviando la mirada hacia Ivonne buscando su complicidad.
- Tú no eres nadie para decidir eso. - Ivonne era una mujer muy fuerte en sus convicciones - Si les dieras tiempo, te darías cuenta de que son unas personas muy agradables.
De nuevo una carcajada irónica de la recién llegada - jamás perdería mi tiempo así. Está claro que la raza vampiro ha decaído con los años - examinaba a Ivonne con mirada calculadora tras un gesto despectivo.
Mi amiga prefirió callarse, era la decisión más inteligente, estaba claro que la pelirroja quería sacarnos de quicio e Ivonne no estaba dispuesta a permitírselo. Para calmarse dio un trago a su cóctel.
Louis se levantó y puso una mano sobre mi hombro. - Ven un momento, Lestat, quiero hablar contigo a solas - Me levanté y fui con él — Disculpadme un momento.
- No es por arruinar la cena familiar, pero no me siento cómodo con ella. - me confesó la evidencia de la situación.
- Lo sé, era de lo que tenía miedo. Yo he cambiado, pero ella es muy clasista y racista con otros seres
- ¿Por qué la invitaste si sabías cómo era?
- Porque es mi amiga también. Quédate un rato más por favor. Solo es cuestión de ignorar ese comportamiento
- Está bien. - me concedió - Lo haré por ti y porque me alegro mucho de volver a verte, pero mi aguante tiene un límite.
- Gracias, mi amigo
Al volver Ivonne y Aleera estaban teniendo una conversación muy tensa en el sofá. Los criados se habían sentado a la mesa, contemplaban en silencio los ricos manjares sin atreverse a empezar a cenar.
- ¿Qué ha pasado? - le pregunté a Carlos
- La pelirroja le pregunto a Ivonne que qué era lo que bebía y al enterarse de los ingredientes, pues imagínese - me comentó en tono bajo Carlos para que sólo fuera escuchado por mí.
- Está bien, vosotros empezad a cenar ahora que la situación está controlada.
Louis y yo nos sentamos en un sillón cada uno observando desde los extremos aquella discusión.
- Por favor, dejadlo ya, es una cena para pasar un buen rato entre amigos. - les pedí a ambas desde el sillón. Louis decepcionado por el comportamiento de la pelirroja se quedó apoyando su rostro sobre su mano, asqueado mirando al infinito.
- Esta estúpida bebe sangre de animales. - La risa de Aleera me empezaba a resultar insoportable - ¿Dónde me has traído, Lestat? ¿Al hogar de los desamparados?
- Elige bien tus palabras o no respondo de mis actos – Ivonne se estaba impacientando. Bajo su habitual amabilidad, se escondía la fiera que llevaba sobreviviendo varios siglos en un mundo hostil. Yo sabía lo peligrosa que podía ser.
- Esta estúpida bebe sangre de animales como el pusilánime de Louis – La pelirroja no cejaba en su empeño y su risa medía las fuerzas de su contrincante. Si mi amigo la había oído no dio muestras de ello, permaneció ausente al insulto - Sois la deshonra para toda la raza de vampiros.
Con un gesto rápido paré a Ivonne que estaba a punto de propinarle un puñetazo. Ivonne tenía mucha paciencia y siempre estaba en contra de la violencia, pero esa mujer estaba sacando al verdadero vampiro dentro de ella y Aleera se estaba equivocando de enemiga. La lucha entre ellas iba a ser devastadora, temblarían hasta los cimientos del castillo.
- Aleera lo siento, pero es suficiente, - iba a poner fin a este despropósito - es mejor que te vayas, ya quedaré contigo a solas otro día. Mis amigos no merecen tu maltrato.
- ¿¡Qué!? ¡¿Prefieres que me vaya yo, en vez de ellos!?
- Sí, Aleera lo siento
- Haces bien en sentirlo, no creas que voy a olvidar esta ofensa. - me amenazó mi ser tan amado en otro tiempo. - Voy a llevarme al humano que traje en tu honor. Quédate con tus amigos vegetarianos o a lo que sea que son. - Su movimientos gritaban el furor que sentía por semejante humillación.- Está claro que ni tú mereces ser vampiro.
Entre risas Aleera se transformó en un gran murciélago y salió volando por la ventana sujetando a su presas con las patas traseras. Solamente yo no me sorprendí con esa mágica trasformación que ya conocía.
- Lo siento mucho chicos, no pensé que esto iba a ser de esta manera.- levanté hacia ellos la mirada que mi disgusto y vergüenza había fijado al suelo - Tenía muchas ganas de volver a verla y lo fastidié todo
- Nada de eso - Me respondió Ivonne acariciando mi brazo derecho por rutina, estaba todavía estupefacta con la trasformación que acabamos de presenciar - Ahora que se fue, todo estará mejor y terminaremos la noche como debe ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario