jueves, 1 de mayo de 2025

CAPÍTULO XIII

Ètienne 

El jueves de Acción de Gracias había llegado. A las siete de la tarde mi castillo se llenaría de muchas visitas agradables, entre ellas estaría mi gran amigo Bastian después de tantos años. Hacia tanto tiempo que no sabía de él y sentía tantas ganas de verlo de nuevo que hasta temblaba mi cuerpo de la emoción de solo pensarlo. Y mi amor, Adalvira. ¿Cómo olvidar aquel romance que me convirtió en Marqués?. Me sentía ansioso de poder estar con ellos, admito que era mas bien desesperación porque llegaran a la hora señalada. Para relajarme en la espera me puse a tocar el piano, esas notas resonantes en mis oídos siempre conseguían apaciguarme.

Carlos, que había salido a comprar todo lo necesario para la ocasión, no tardó en llegar. Msaludó con un simple movimiento de cabeza y empezó a vaciar las bolsas sobre la mesa del salón. - Miré señor, traje un mantel nuevo y servilletas estampados con motivos de esta celebración – me mostró y buscó en la siguiente bolsa – Champán francés, ¡Ah! Y comida para humanos.

Yo seguí tocando las teclas de mi piano, no dije nada, pero había estado atento a todas sus palabras. Carlos dejó el mantel y las servilletas, y se llevó la comida al refrigerador junto con las bolsas.

Ya solo faltaba una hora, si hubiera tenido pulso sin ninguna duda que mi corazón hubiera latido a ritmo de jazz de los nervios que traía. Estrella se encontraba en la cocina terminando de cocinar, Víctor y Carlos habían puesto la mesa organizando todo el salón. Yo desde luego no hice nada solo me paseé supervisándolo todo.

El timbre sonó dando entrada al primer invitado de la noche. Ivonne había sido puntual, al abrir la puerta la saludé con un fuerte abrazo.

- Ivonne, este es mi mayordomo Carlos – le presenté a mi criado que también había acudido a la puerta al sonido del timbre.

- Encantada, Carlos – saludó cortésmente mi amiga y añadió cuchicheando con gracia – el Marqués siempre se olvida de que nos conocemos hace años y nos presenta cada vez que vengo.

Bienvenida, señorita – sonreía el mayordomo mientras reverenciaba la mano que Ivonne le ofrecía, y mirando al jardinero y la doncella que esperaban tras él para agasajarme añadió - ellos son Estrellas y Víctor, que también los conoce. 

- "No haga caso, hoy Ètienne está verdaderamente despistado por los nervios"- susurró Carlos a Ivonne creyendo que no lo oiría, y no me molesté ni en comentar nada al respecto.

Mi amiga les sonreía con auténtico cariño. Víctor inclinó la cabeza con respeto – Siempre a su servicio – Estrella le dedicó una graciosa reverencia – Bienvenida, señorita ¿me permite su abrigo? - ofreció mientras se acercaba a recoger la prenda.

- Primero un abrazo, querida – solicitó mi amiga – que hace más de un año que no nos vemos y te he echado de menos – la doncella se iluminó ante esa muestra de cariño - ya sabe señorita que puede llamarme cuando quiera – le retiró el abrigo de los hombros y abandonaba el hall cuando mi amiga la frenó – ¡Ay!, espera un momento que me dejado una cosa en el bolsillo.

Ivonne sacó un paquetito de sobres que me mostró mientras nos dirigíamos al salón y los criados se retiraban a sus quehaceres.

- Mira, Étienne, mi contribución a la fiesta.

- Estupendo, has tenido muy buena idea – le agradecí – seguro que mis invitados se van a sorprende mucho al conocer tus cócteles especiales. Animarán la fiesta.

Sentada ya en el cómodo sofá mi amiga debió de recordar una ausencia y me preguntó - ¿Y los perros? ¿Dónde los tienes?

- Están encerrados en el jardín trasero para que no molesten – le informé – no están acostumbrados a las visitas, y no quiero que se estresen.

- Te entiendo, amigo, luego me pasaré a hacerles unas caricias, que a mi ya me conocen y me quieren.

No hay comentarios: