Ivonne
Una vez que todos los clientes abandonaron el club me acerqué a Ètienne – Buff, me siento incapaz de recoger todo esto ahora – exclamé mirando con desgana los vasos medio vacíos desperdigados por mesas y sillas desordenadas – anda, siéntate conmigo un rato y descansamos, ya lo limpiaré más tarde – nos encaminábamos hacia la parte de la barra que se veía más limpia, pero me detuve a recoger cuatro hermosas copas de la mesa más cercana. - bueno, estas las guardo ya que son de cristal de Bohemia – expliqué mientras me encaminaba al fregadero.
- No me has dicho todavía qué te ha parecido mi actuación – la mirada de mi amigo observaba mis delicados gestos al enjuagar y secar con un paño mis apreciadas copas antiguas – no guardes esa dos – me pidió cuando ya las iba a dejar en una de las vitrinas del largo aparador tras la barra – vamos a tomarnos dos Bloody Mary tranquilos, y después te ayudo a ordenarlo todo.
- Has estado genial. Como siempre – mi mente ralentizada por el cansancio recordaba la actuación y mi respuesta fue sincera – Pero, …
- Sabía que habría un pero – me interrumpió mi amigo, yo le hice un gesto para que se callara, y continué. - Iba a decirte que por un momento había temido que te descontrolaras – nuevo gesto para que callara su objeción, yo no había terminado de hablar y le iba a agradecer su respeto con reverencia. - Sin embargo te portaste como un caballero y con maestría. Bravo Lestat, no has perdido ni un ápice de tu talento.
- Sabes que hace tiempo que no me desmadro en fiestas públicas – se justificó el vampiro mientras yo dejaba las copas sobre la barra y me dirigía hacia la repisa de la cafetera donde reinaba mi nueva liofilizadora – Aquellas excentricidades se quedaron en el escenario del teatro de París. Pero no hablemos del pasado, dejémoslo allí.
Empecé a verter el sanguíneo polvo en la coctelera a la que añadí vodka y cubitos de hielo, le iba a preparar a mi amigo un cóctel como es debido. El sonido de maracas al batir la coctelera con estilo atrajo la atención de Lestat que se había quedado fija en la liofilizadora
- ¿Es nuevo ese aparato? - me preguntó con extrañeza señalándola con la barbilla.
- ¿Aún no te habías dado cuenta? - le contesté a modo de respuesta.
- No, pero tampoco ha sido una noche para fijarse en detalles.
- Ya, pero es que la tengo desde el verano. Me la regaló Red Smart, me la trajo una noche cualquiera para hacerme un regalo. - le conté admirando mi pequeño electrodoméstico – no recuerdo que sinfín de circunstancias me contó que la habían llevado olvidada a su desván, y decidió que a mí me quedaría perfecta con la decoración vintage del club. Así que en lugar de escondida en la despensa como la antigua, la coloque allí para que luciera. Es bonita, ¿verdad?
Mi amigo me miraba atónito- no me lo habías contado – me reprochó como si no pudiera dar crédito a mi olvido.
- Pero si lo publiqué en la página del club – le contesté rotunda – Creía que ya lo sabías y no ha salido en la conversación hasta hoy. Deberías leerme más a menudo - me quejé.
- Ya sabes que no hago mucho caso de las redes sociales. - se conformó Lestat - Bueno, ahora que me acuerdo, tengo un bombazo de noticia que contarte, después de casi setenta años sin vernos que yo ya lo daba por muerto, hace dos noches me telefoneó Bastian. - el vampiro miraba a su alrededor mientras reorganizaba sus pensamientos - ¿Te ayudo a recoger mientras te lo cuento?
- Solo ayúdame a subir las sillas sobre las mesas – le agradecí su ayuda y nos levantamos para empezar esa rutina – mañana limpiaré antes de abrir el club. ¿Qué quieres contarme?
- Me anunció que viene para “acción de gracias” y he pensado celebrar esta fiesta al puro estilo americano, con una cena en familia. Invitaré a algún amigo más que junto con Carlos y mis licántropos sois lo más parecido a una familia para mí.
Mi amigo no me quiso contar detalles de a quién iba a invitar, dijo que sería una agradable sorpresa y se despidió. - Cuento contigo, Ivonne.
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