CAPÍTULO I
Ètienne
El cielo sobre mi grandioso castillo está cubierto de nubes grises, la lluvia ha comenzado a caer bañando los cristales de mis ventanas.
Sentado en la comodidad de mi sillón orejero, junto a las cálidas llamas que emanan de la chimenea, me relajé un rato pensando mientras escuchaba el sonido de las gotas de lluvia golpear sobre las tejas.
Era sábado y sin grandes cosas que hacer. Mi amiga Ivonne de la Forêt, Bloody Mary para los amigos, (mas tarde explicaré por qué la llaman así), me había invitado a un concierto de los que ella solía dar en su casa club.
Cabe destacar que mi amiga Ivonne es cazadora y vampiro al igual que yo. La conocí en París a principios de la época del charlestón. Y desde entonces somos amigos inseparables.
Siempre he tenido la intriga de saber por qué llegó a perder sus colmillos, sustituyéndolos por cuatro hermosas perlas talladas, historia que guarda siempre con tanto recelo, que nadie o muy pocos deben de saberla. Nunca tuve la oportunidad para preguntarle y creo que hoy será la ocasión perfecta.
Me levanté de mi sillón, les di una cariñosa caricia a mis perros, me coloqué el sombrero y salí de mi castillo para ver ese magnífico concierto en la casa club.
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