Ètienne
No tenía ganas de recordar esa parte de mi vida que ya tenía olvidada. Volví la mirada hacia ella y le mostré una leve sonrisa. Me resultó encantador ver su rostro tan serio y ese gesto de juramento propio de una niña queriendo que satisfagan todas sus dudas. Suspiré profundamente negando con la cabeza sin borrar mi sonrisa.
—Cómo eres Ivonne. Está bien te contaré... solo que no me parece justo lo que estás
haciendo. Yo tengo una duda sobre ti todavía y siempre evitas el contármela y no es justo eso...
Ivonne no supo que responder en ese momento, los dos nos quedamos cayados llenando la habitación bajo un silencio incómodo.
— No importa... — Dije rompiendo ese silencio. Aún me sentía molesto de que Ivonne evitara tanto contármelo, tanta intriga me mataba por dentro. Ambos desconocíamos cosas de los dos, sin embargo yo, aunque no sentía ganas, estaba dispuesto a hablar sobre mi vida pasada. Por otra parte hacía mucho tiempo que no estábamos juntos, y no era el momento de ponerme en plan rencoroso. No quería tampoco que una velada que había empezado tan bien terminara con mal sabor de boca. Miré de nuevo a Ivonne cuyo rostro no había cambiado en absoluto. Su semblante me pedía paciencia, ella sabía que yo me moría por conocer su historia, solo estaba esperando el momento adecuado y mi impaciencia estaba resultando molesta para ella. Me percaté de todo eso, no solo por el pesado suspiro que dio segundos después de mirarla a los ojos, sino porque tengo el don de saber lo que piensa y siente cualquier ser.
— No quiero estropear el momento Ivonne, discúlpame, ya sabes como soy, y lo impaciente que puedo ser cuando necesito conocer algo.
— Lo sé... No estoy molesta, Lestat, ya sé cómo eres. Pero de verdad entiende que sí te lo contaré en el momento justo.
Ivonne ya no mostraba gestos de broma ni de juego conmigo como había estado haciendo antes. Ahora estaba hablando en serio para que yo me relajara y notará que tarde o temprano conocería su historia.
Ya mas tranquilo comencé mi relato.
— Marius ... — Su nombre salió de mis labios con pesar, pero aún así seguí hablando — Así se llamaba mi creador. — me quedé en silencio recordando las preguntas que mi amiga quería saber y empezar a responderlas. — mmm veamos. Marius fue un vampiro muy viejo, casi de tu edad. Había viajado mucho por el mundo, era muy sabio, un poco de tu estilo.- Ivonne sonrió el cumplido- Cuando me convirtió, ya sabes que Nicolás y yo teníamos 21 años en ese momento, no recuerdo la fecha exacta, lo que sí recuerdo era que nevaba, esa noche había sido de las mas frías que tuvimos ese invierno en Auverne, sin duda alguna. Esa misma noche nos habíamos refugiado en una casa de madera abandonada. Olía espantoso ese lugar, lo recuerdo muy bien, debido a lo frío y húmedo que estaba. Incluso algunas partes de la pared estaban cubiertas de moho, pero no nos importó cualquier cosa era mejor que estar ahí afuera. Pensábamos pasar allí la noche, y temprano de día llegar a casa.
Hice una pausa pidiendo a Ivonne otro de sus cócteles, la garganta se me había quedado seca de tanto hablar y recordar. Ivonne se levantó con una sonrisa pintada en el rostro, estaba disfrutando mi relato. Preparó el cóctel rápido para seguir escuchándome cuanto antes, y lo trajo a la mesa colocando la copa frente a mí. Mientras ella volvía a su asiento, yo le di un sorbo a mi copa para humedecer mi garganta.
— Bueno ¿dónde me quedé?
— En la casa abandonada
— Ah sí.- ordené mis recuerdos- Durante la oscura y larga noche se escuchaba el silbido estremecedor del aire, un aire que golpeaba con fuerza la puerta de la casa, parecía que en cualquier momento la tumbaría. Mi amigo y yo no parábamos de temblar por el frío. A pesar de esto, los dos sentados en el suelo abrazados, tapándonos con los abrigos como si fueran mantas, conseguimos quedarnos dormidos. Hasta ahí todo estuvo bien, y hubiera seguido así de no ser por un tronar en la puerta, que nos despertó de sobresalto. Esos golpes sonaban más fuertes que el viento. Recuerdo que empezamos a temblar más agitados ya no solo de frío, sino también de miedo. Sabíamos que algo o alguien había detrás de la puerta. Rezamos pidiendo que resistiera, pero fueron inútiles nuestros oraciones. En un último golpe la puerta cayó desplomándose con fuerza contra el suelo. Un aire helador nos reveló la silueta oscura de alguien que nos observaba desde el marco de la puerta.
Ivonne me miraba expectante mientras yo le daba otro sorbo a mi copa para tranquilizarme. Mi mano temblaba al sujetar el cóctel. Imágenes de aquel rostro aterrador venían a mi mente, y su recuerdo me había devuelto aquel escalofrío lleno de miedo que sentí cuando vi al vampiro por primera vez. Dejé con dificultad la copa de nuevo en la mesa.
— se acercó a nosotros en silencio caminando despacio,- continué mi relato- el eco de sus zapatos en el suelo me estaba volviendo loco, apretaba mis ojos cerrados. Tanto Nicolás como yo queríamos que todo terminara, Cuando estuvo lo suficientemente cerca, sentí sus afilados colmillos penetrar mi carne, me estaba succionando la vida. Perdí el conocimiento rápido y Nicolás no pudo hacer nada para evitar por el terror que sentía, solo podía ver cómo aquel ser se alimentaba de mí. Después ya sabés lo que sigue — Volví la mirada hacia el compungido rostro de Ivonne — El vampiro me dio a beber de su propia sangre para después, mientras yo me retorcía de dolor convirtiéndome en lo que soy ahora, él hacía lo mismo con Nicolás.
Terminé lo que quedaba de mi copa. — Hacía años que no volvía a revivir todo esto ... — dije desviando la mirada de Ivonne con un aire de incomodidad en mi cuerpo. Como si todo hubiera pasado al día anterior, esa parte de mi vida siempre la
recordaba como una pesadilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario