Ivonne
- ¿Qué te cuentas, Ètienne? - Pregunté a mi amigo saliendo de le modorra que me daba la poca actividad de la noche en el "Special Bloody Mary"
- Tenía ganas de ver tu sonrisa de perlas- me contestó clavando su impertinente mirada en mi sonrisa de bienvenida.
- ¡No! - le contesté. Sabía muy bien lo que estaba pensando. - Que nos conocemos, Étienne- empezó a juguetear con mi mano solo para provocar mi enfado. - ¡Quietecito! - le golpeé suavemente soltándome. - Se que quieres darme la lata de nuevo con el asunto de mis colmillos de perlas - Sonreí abiertamente dejándolas brillar- y no va a ser hoy, porque me he alegrado mucho de verte y no quiero amargarnos con esa historia.
-Pero alguna noche me la contarás- se puso serio, no le hacía gracia no saber eso de mí.
-Que va- le contesté golpeando suavemente las cosquillas de su talle para intentar hacerlo reír - me llevaré mi secreto a la tumba- añadí consiguiendo mi objetivo. La risa de Ètienne no podía resistirse a un buen juego de palabras - muy borracha me tendrías que ver para que yo te desvelara el glamour de mi terrible pasado-.
Me gustaba ver a mi amigo así, feliz, rendido al buen rollo. Como sabía que yo podía ser mucho más dura que él, me provocaba lo justito para que yo lo pusiera en su sitio, y solo a mí me permitía ese trato, porque sabía que nunca lo iba siquiera a ofender.
-Ahora, en serio...-Se secó una lagrimita esquiva intentando terminar la frase que una última carcajada había interrumpido- He leído lo del concierto en tu página del Facebook.
Mi club tiene su propia página en redes sociales con mis clientes agregados para que se enteren de los eventos, comenten y publiquen.
- A buenas horas llegas, terminó hace rato- lo miré con incredulidad- la verdad es que ha sido tan aburrido que ha acabado con la clientela- miré consternada la sala. - solo han quedado los adictos al poker- señalé con la barbilla la mesa del fondo donde tres hombres y una mujer jugaban a las cartas.
-Ya, por eso- nueva sonrisa- conozco a ese grupo y no me interesaban, pero he pensado que tú te habrías quedado con ganas de buena música y te apetecería un dúo conmigo- su mirada se volvió hacia el escenario donde unos cuantos instrumentos esperaban relajados.
-Vale, nos tomamos una copa y me cuentas lo que quieres hacer- me levanté para buscar uno de mis sobrecitos especiales.
- Para mí solo un tapón que hoy vengo servido- me pidió sin declinar mi oferta.
(- Será capullo- mi pensamiento se preguntaba a quién habría succionado por el camino mientras repartía el contenido del sobre en dos medias copas y añadía un poco de vodka consiguiendo un liquido de apetitoso color rojo sangre.) - Por tu eterna amistad, mi Lady- alzó la copa Ètienne repitiendo nuestro acostumbrado brindis - Por tu eterna amistad, Marqués- contesté yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario